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Vamos por la clasificación sin olvidar la misión

  • shakilsantiago
  • Jan 21, 2019
  • 3 min read



En este inicio de año, a pesar de la ola de violencia que nos arropa, hay una luz de esperanza que se avecina para el disfrute del pueblo puertorriqueño. Resulta ser que, para finales del mes de febrero, se estará celebrando en el Coliseo Roberto Clemente en San Juan Puerto Rico lo que será la última ventana clasificatoria que brinda acceso al mundial de básquet en agosto de este año y donde nuestra Selección Nacional Masculina tendrá la oportunidad de competir por la clasificación. El partido que define la clasificación será en nuestra cancha, pero ante la lesión de nuestro capitán José Juan Barea nació un llamado del pueblo para que Carlos Arroyo retirado ya de la Selección Nacional, jugara para sustituir a Barea y tener más opciones de ganar ese partido. Ante el llamado, el ex capitán de la Selección Nacional escribió unas palabras donde dejo claro que no tenía en planes regresar a jugar por la Selección Nacional, esto con la intención de brindarle el espacio a las nuevas generaciones de representarnos a nivel internacional e incluso mostró su apoyo y entera confianza en el equipo de que lo lograrían. Todo puertorriqueño y puertorriqueña tiene en su mente grabado el memorable juego en Atenas 2004 cuando Puerto Rico venció al Team USA por vía paliza y donde Arroyo hizo el gesto que más nos llenó emoción en la historia del deporte puertorriqueño, levantar esa camiseta frente al “cuco” del básquet mundial.


Y debe ser precisamente ese gesto y toda su aportación, y la de la pasada generación del básquet puertorriqueño la motivación y la razón para conquistar ese boleto. Es tiempo de que miremos las más grandes hazañas realizadas y estemos enfocados en ir por algo más grande. Que Piculin, Arroyo, Ayuso, Casiano, D. Santiago y compañía puedan ver su aportación en el resultado de lo que puede ser en el próximo mes. Que no nos apeguemos al gesto de Arroyo como paño de lágrimas para verlo inalcanzable, sino como el paño que nos limpia el sudor para salir al tabloncillo y darlo todo. Y esto va más allá del deporte, esto debe ser en todas las áreas de nuestra vida…


Esto sin duda se relaciona a la iglesia, en pleno siglo 21 es tiempo de mirar las grandes hazañas de las pasadas generaciones con la intención de aprender de esas técnicas e ir por algo más grande. Es tiempo de que la iglesia pueda impactar de la misma forma que impactaron los más conocidos portadores del evangelio impactaron a las pasadas generaciones, pero con un mensaje más contundente. Que hoy se levante una generación que pueda alcanzar metas mayores de las que Pablo, Pedro, Yiye Ávila y etc. alcanzaron. ¿Y que mensaje más contundente que ser las enseñanzas de Jesús personificadas? Las pasadas generaciones usaron el micrófono, pero si se desea ser eficaz en este tiempo hay que usar más las acciones. Jesús es aquel héroe que hizo el mayor gesto en la historia de la humanidad, él obtuvo el triunfo y le brindo a todo el que le crea el acceso a la salvación.


Lo más interesante que al igual que el gran Carlos Arroyo mostró su apoyo y confianza en las nuevas generaciones para alcanzar la clasificación, Jesús confía plenamente en que esta generación puede cambiar la historia de hoy en adelante… Juan 14:12: Les digo la verdad, todo el que crea en mí hará las mismas obras que yo he hecho y aún mayores, porque voy a estar con el Padre.

La iglesia cuenta con su apoyo, las enseñanzas ya fueron dichas, solo hay que ejecutarlas…

 
 
 

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