Herencia intocable
- Rafael Rivera
- Nov 19, 2018
- 5 min read
Updated: Jan 2, 2019
Ante las crisis de la vida, Dios nos ha prometido una herencia que jamás será trastocada.
Cuando pienso en “La Teología de la Calle”, pienso en el conocimiento que podemos tener de Dios desde la perspectiva de nuestro contexto actual, que incluye las diversas luchas al que nos enfrentamos como individuos y como pueblo. Es una forma de decir “Dios está en medio nuestro”. No excluimos a Dios en medio del caminar diario de la persona común. Dios no solo está en lugares o estructuras separadas para la reunión de creyentes, sino que está en cada paso que da una persona de fe. El hombre y la mujer que con esfuerzo y dedicación se levanta a diario a trabajar para no solo buscar el sustento, sino servir en la sociedad en que vivimos de una manera legal y digna, está sirviendo a Dios, sea que lo reconozca o no. El reconocerlo sería lo ideal, y a esto les invito, porque es un excelente motivador para nuestro espíritu, teniendo en cuenta que el trabajo es honra y Dios honra al que trabaja.
Hay un consejo que nos da el escritor de la Carta a los Colosenses, atribuida al apóstol Pablo, que nos invita a trabajar para un jefe que está por encima de nuestro jefe terrenal. Ese “jefe celestial” es el que nos brinda la salud y vida suficiente para ejercer nuestros oficios día a día. La recomendación que consiste de dos partes dice así: “Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo, conscientes de que el Señor los recompensará con la herencia. Ustedes sirven a Cristo el Señor.” (Colosenses 3:23-24 | NVI). Hacer esto es mucho más agradable si amamos nuestro oficio, y más fácil cuando tenemos un jefe llevadero. Pero ese no siempre es el caso, por lo que a veces tenemos que respirar hondo y pedirle a Dios esa paz que sobrepasa todo entendimiento (literal).
El primer versículo, de los dos versículos al que nos referimos, es útil en la práctica, ya que nos invita a brindar un trabajo con el estándar mas alto posible porque lo hacemos para el Altísimo. Esto se traducirá en beneficio común en las relaciones obrero patronales. “Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo”.
Todos aspiramos a cosas buenas al trabajar, como un sueldo (obviamente), beneficios marginales (son buenos), y los derechos adquiridos que son necesarios defender. Y más en nuestra situación económica-política en la que nos encontramos en Puerto Rico, donde la deuda pública se está canalizando mayormente a través de recortes de ingresos y reducciones de beneficios y derechos adquiridos del pueblo trabajador impuesto por la JSF (Junta de control Fiscal) y avalado por el gobierno local. Encima de eso, se le está imponiendo contribuciones (taxes) al ciudadano que se extendienden hasta las próximas generaciones. Lo último que se añadió fue el proyecto de renegociación de la deuda de COFINA. En palabras de Carlos Irizarry Torres en el último contenido de nuestro blog (Cuando los lobos se visten de ovejas): “Esto lo que significa es que aprobaron que el puertorriqueño tenga que pagar más impuestos por un periodo de 40 años para pagarle a los bonistas dos, tres y hasta cuatro veces más de lo que invirtieron en bonos.”.
Ciertamente, cosas como estas son desalentadoras, tanto para el servidor público como el privado. Bueno, quizás algunos llamados “servidores públicos” no son dignos de ese título, ya que se benefician “por encima y por debajo de la mesa”, sirviéndose a ellos mismos antes que al pueblo. Por lo tanto, no nos podemos callar ante tales abusos y aunque ese es otro tema para otra ocasión, el capítulo del cual extraje el versículo del que hablamos, Colosenses 3 termina diciendo: “El que hace el mal pagará por su propia maldad, y en esto no hay favoritismos.” (Col. 3:25 NVI).
En estos momentos de crisis sociopolítica y económica, tenemos que recordar que nuestro tesoro más preciado es Cristo Jesús mismo. Esa persona preciosa que, como dueño del universo tiene el derecho de exigir servicio y sin embargo vino a servir. Vino a darse a sí mismo, y con Él todas las cosas. Más allá de lo temporal, el creyente en Cristo es coheredero con Él. De esto se trata el segundo versículo del consejo bíblico (Colosenses 3:24). Nos invita a estar conscientes de que el Señor nos recompensará con la herencia. ¿Cual herencia?¡Heredaremos todas las cosas! La Palabra nos dice que Dios, “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas?” (Romanos 8:32 NVI).
El texto no dice algunas cosas, sino todas las cosas. Abundar sobre esto es abundar sobre el pacto inquebrantable que ha hecho Dios con sus hijos e hijas y que asegura nuestra herencia. Herencia que costó sangre preciosa del Unigénito Hijo de Dios; confirmada por Su resurrección y ascensión, y asegurada con depósito que es el Espíritu Santo que vive en cada uno de los creyentes, haciendo que llamemos a Dios “papá”, el mismo que nos levantará de entre los muertos en aquel día glorioso. Esta es la “herencia intocable”, ya que está fundamentada en promesas de parte de uno que no miente, ni puede mentir (ver Números 23:19 y Hebreos 6:18). En este y otros aspectos, Dios se aleja mucho de nuestros líderes gubernamentales. De esto y mucho más nos habla las Escrituras, a las cuales les invito a que lean, especialmente versiones actualizadas al lenguaje cotidiano, como la Nueva Versión internacional, la cual hemos usado en este blog.
Culminó escribiéndoles que, como hijos de Dios, tenemos una esperanza viva por la cual adoramos a Dios en estos tiempos a pesar de las dificultades. No lo podría decir mejor que las Escrituras en 1 Pedro 1:3-6 (NIV) “¡Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo mediante la resurrección de Jesucristo, para que tengamos una esperanza viva y recibamos una herencia indestructible, incontaminada e inmarchitable. Tal herencia está reservada en el cielo para ustedes, a quienes el poder de Dios protege mediante la fe hasta que llegue la salvación que se ha de revelar en los últimos tiempos. Esto es para ustedes motivo de gran alegría, a pesar de que hasta ahora han tenido que sufrir diversas pruebas por un tiempo.”
Dios les bendiga mucho, espero que sigan con nosotros explorando La Teología de la Calle.
Att Rafael Rivera

¡Hasta la próxima!
Comments